Cada 30 de junio se celebra en Irún, España el Alarde de San Marcial una tradición muy importante para los habitantes del lugar. El año pasado mi hermana y yo pudimos vivir ésta fiesta gracias a una querida amiga Irunesa y su familia, sin duda una experiencia inolvidable.
La estructura de la fiesta no es complicada, lo más importante que se debe de saber es que dura casi veinticuatro horas; se comienza aproximadamente a las seis de la mañana en la presidencia municipal, en donde se reúnen todas las compañías del desfile para dar comienzo a la marcha y dirigirse después al balcón del presidente para que éste haga oficial el inicio del mismo y para después unirse a ellos montado en su caballo.
Éstas últimas fueron diseñadas especialmente para la celebración; tanto la de hombre como la de mujer son blancas, pero las de éstas últimas llevan varios listones rojos entrelazados y las de hombre únicamente dos líneas de listón, pero en color negro (que por cierto por el acomodo de los mismos me recuerdan a la silueta de una sandalia asiática).
El alarde recorre en su mayoría las calles más importantes de la ciudad para después seguir con una procesión a la Ermita de San Marcial que está en una montaña con el mismo nombre, una vista espectacular ya que se ve parte de España y la frontera con Francia. Después de la misa que se celebra, se hace un pequeño descanso donde unos se quedan a celebrar en el monte y otros optan por bajar para ir a comer a sus hogares. Los que se quedan es porque llevaron con ellos comida para hacer un picnic con sus familias o también existe la opción de comprar alimentos y bebidas que se venden ahí mismo con el motivo especial de las celebraciones. Ya descansados y alegres por el día tanto viejos como jóvenes se disponen a bailar al ritmo de melodías tradicionales que tocan algunos integrantes del desfile con sus instrumentos.
Después de un rato se baja y se hace el último recorrido por la ciudad, las compañías ya recuperaron las fuerzas necesarias para marchar otra vez y llegar así al punto de partida; la presidencia municipal, donde se finaliza el desfile y se rompen filas. La mayoría después de un rato de terminado el alarde caminan por las calles un rato más al tiempo que se encuentran con amigos, vecinos, entre otros. pero el cansancio no tarda en llegar y optan por dirigirse a sus casas, claro que ésta no es una opción para los jóvenes, quienes se quedan celebrando por la ciudad hasta el amanecer.
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